Jamás pensé solicitar asilo en ningún país del mundo. Soy un creyente eterno de la libertad sin maniqueísmo. Creo firmemente en el desarrollo histórico de la Humanidad, por su propia dinámica y no por sistemas ideológicos diseñados e impuestos por el hombre, a través de la violencia. Creo en la Paz como la aspiración más noble de los pueblos. Defiendo y proclamo la honestidad como una razón de vida, que siempre he practicado y, a partir de esa premisa, comulgo con la verdad.
Con ello, afirmo, que lo que digo aquí, responde a la realidad.
He sido toda mi vida un hombre de sensibilidad social y, por tanto, apoyé siempre la equidad y los cambios en favor de las mayorías en mi país, Venezuela.
Fue un proceso individual largo, a veces doloroso y de rupturas, que me llevó a concluir que en Venezuela, hay una mafia de tahúres, corrupta, demagógica, neo fascista, que se adueñó del poder, en nombre de la Patria y de los valores morales e históricos de nuestra nacionalidad, para promulgar una llamada Revolución Socialista del Siglo XXI.
Esa caricatura de “Revolución” es una gran mentira histórica, sembrada en la mente de muchos con una gastada prédica anti capitalista y, por sobre todo, anti-Estados Unidos de Norteamérica.
Resumiendo, en mi país, no hubo tal revolución para el pueblo y si, para un grupo de ladrones militares y civiles, enquistados en el Poder, con enormes fortunas sacadas de la corrupción, tráfico de influencias, narcotráfico. Sobre eso, sobran documentos y otras pruebas.
La realidad, a través de estos últimos 15 años, me llevó a la ruptura total con el régimen de mi país y a engrosar las filas de la oposición, a partir de mi primera fortaleza, que es la intelectual. Mi trinchera de lucha, fue el periodismo, la escritura de poesía, teatro, cuento y novela, sin pasar por alto, mi participación activa en marchas y acciones de calle contra el gobierno de Chávez, primero y Maduro, después.
Considero que la teoría marxista es obsoleta, que el llamado Socialismo Científico murió tras la caída del Muro de Berlín, que en mi país, Venezuela, el régimen actual, minoritario (La Asamblea Nacional en manos de la oposición, lo dice), se impone con la fuerza de una Elite militar comprada, colmada de privilegios y, sobre todo, adoctrinada por un pensamiento totalitario importado, que en nada corresponde a las raíces de nuestra historia, al pensamiento y acción de nuestros próceres: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez y otros.
Nuestros oficiales generales de la Fuerza Armada, hace muchos años, con Hugo Chávez, primero y con Nicolás Maduro, ahora, no son enviados a la Escuela de las Américas u otras instituciones militares de Estados Unidos de Norteamérica, ni siquiera de España o Perú. Ahora el régimen los manda a cursos de Estado Mayor en Cuba.
Resultado: tenientes- coroneles, coroneles y generales bien engordados por los privilegios y con una vacuna ideológica en el cerebro. Creo que ese es el punto para que esa oficialidad adoctrinada y llena de privilegios y además, engordando en todas las esferas de poder civil en mi país, no de un solo paso para derrocar al régimen o, por lo menos, propiciar los cambios que pide a gritos, la gran mayoría de la gente en mi patria.