¿Es qué no lo entiendes qué tu víscera es la mía, qué no hay yo ni tú, qué tu piel me cubre, qué respiro por ti, qué me matas, y revivo en tus entrañas, qué mi desquicio, traspasa tu intimidad para mirarme; qué te miro con tus ojos y me devoras con mi boca, qué el tiempo ha muerto, qué te llevas mi sombra, qué no existo sin ti?